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Guía completa sobre protectores solares: SPF, UVA/UVB, regulaciones e innovaciones

  • Foto del escritor: Daniel Jiménez
    Daniel Jiménez
  • hace 2 días
  • 22 Min. de lectura

Actualizado: hace 10 horas

El Factor de Protección Solar (SPF, por sus siglas en inglés) mide la capacidad de un producto cosmético para proteger la piel de la radiación ultravioleta UVB, responsable de quemaduras y, a largo plazo, de daños celulares. Más allá de su eficacia técnica, todo protector solar debe cumplir con un riguroso marco regulatorio que garantiza su seguridad, estabilidad y veracidad en el etiquetado.


En la Unión Europea, la comercialización de los filtros solares se rige por el Reglamento (CE) n.º 1223/2009 sobre productos cosméticos y por las orientaciones de la Comisión Europea para el “método de referencia in vivo” de determinación del SPF. En Estados Unidos, la FDA clasifica los protectores solares como “over-the-counter” (sin receta) y exige estudios clínicos específicos para cada nivel de SPF, así como declaraciones claras de resistencia al agua.


Esta guía abordará, de forma ágil y práctica, tanto los fundamentos del SPF (mecanismos de acción, tipos de filtros y criterios de evaluación) como los principales requisitos legales y de etiquetado en los mercados más relevantes, para que diseñes, desarrolles o selecciones fórmulas seguras y conformes con la normativa vigente.


Tabla de contenidos


Guía completa sobre protectores solares: SPF, UVA/UVB, regulaciones e innovaciones
Guía completa sobre protectores solares: SPF, UVA/UVB, regulaciones e innovaciones

¿Qué es el SPF (Factor de Protección Solar) y cómo se mide?

El Factor de Protección Solar (SPF) es un índice que indica la eficacia de un protector solar para proteger la piel frente a la radiación UVB (la principal causante de las quemaduras solares).

Por definición, el SPF se determina en laboratorio comparando la cantidad de radiación UV necesaria para producir enrojecimiento mínimo (dosis eritemática mínima, MED) en la piel protegida con el fotoprotector respecto a la piel sin proteger.


En términos simples, un SPF 30 significa que la piel tardaría ~30 veces más en enrojecer con el producto aplicado que sin él, bajo las mismas condiciones. Para obtener esta medición, se aplica una cantidad estándar de 2 mg/cm² de producto sobre la piel de voluntarios y se expone a luz UV controlada hasta provocar enrojecimiento leve.


Es importante entender que el SPF se refiere sobre todo a la protección contra UVB; la protección frente a UVA no queda reflejada por el número SPF. Un SPF alto indica mayor bloqueo de UVB, pero la diferencia de protección no es lineal.


Por ejemplo, un SPF 15 bloquea alrededor del 93% de los rayos UVB, SPF 30 alrededor del 96-97%, SPF 50 cerca del 98% y SPF 100 aproximadamente 99%. En la práctica, esto significa que pasar de SPF 30 a SPF 50 solo reduce unos pocos puntos porcentuales la radiación UVB que alcanza la piel (dejar pasar ~3% vs ~2%), aunque esa diferencia aparente del 1% implica que con SPF 30 llega un 50% más de radiación UVB que con SPF 50 a la piel.


La siguiente gráfica ilustra la proporción de UVB bloqueada por diferentes niveles de SPF:


Porcentaje aproximado de radiación UVB bloqueada por distintos valores de SPF (datos para UVB). Se aprecia que a partir de SPF 30-50 la ganancia en protección es marginal, pero significativa para exposiciones prolongadas.
Porcentaje aproximado de radiación UVB bloqueada por distintos valores de SPF (datos para UVB). Se aprecia que a partir de SPF 30-50 la ganancia en protección es marginal, pero significativa para exposiciones prolongadas.

No existe una relación directa entre el SPF y la duración de la protección: un SPF más alto no significa que se pueda estar más tiempo al sol sin reaplicar. Todos los protectores solares se degradan con la exposición al sol, agua o sudor, por lo que se recomienda reaplicar cada 2 horas como máximo, independientemente del SPF.


Además, el número SPF asume la aplicación de una capa generosa de producto; en la vida real, muchas personas aplican menos cantidad, obteniendo una protección efectiva menor a la del SPF indicado. Por eso, usar al menos SPF 30 (alto) o 50 (muy alto) a diario y reaplicar con frecuencia es clave para una protección adecuada.


Diferencias entre la protección UVA y UVB, y por qué ambas son importantes


Diferencias entre la protección UVA y UVB, y por qué ambas son importantes
Diferencias entre la protección UVA y UVB, y por qué ambas son importantes

 Esquema de la penetración en la piel de distintas longitudes de onda de luz. La porción morada (aprox. <320 nm) corresponde a UVB, que queda mayoritariamente en la epidermis, mientras que la porción rosa (320-400 nm, UVA) penetra más profundamente hasta la dermis.

La luz ultravioleta que llega del sol se compone principalmente de UVA y UVB. Aunque ambas son invisibles para nosotros, tienen diferencias clave:


Rango de longitudes de onda 

UVB abarca aproximadamente de 280 a 320 nm, mientras que UVA va de ~320 a 400 nm. Dentro de UVA, a veces se distingue UVA corto (320-340 nm) y largo (340-400 nm)​.


Proporción en la luz solar 

Alrededor del 95% de la radiación UV que llega a la superficie terrestre es UVA, y cerca del 5% es UVB​. Esto se debe a que la capa de ozono filtra la mayor parte de los UVB más energéticos, mientras que los UVA atraviesan la atmósfera casi sin impedimento.


Penetración en la piel 

Los UVB tienen menor longitud de onda y penetran solo las capas superficiales de la piel (epidermis). Son muy energéticos pero no alcanzan la dermis profunda. En cambio, los UVA (de onda más larga) penetran más profundamente hasta la dermis​, donde dañan fibras de colágeno y elastina.


Efectos biológicos 

Los UVB son los principales responsables del eritema solar o quemadura (enrojecimiento) agudo de la piel​. También inducen el bronceado “retardado” al estimular la producción de melanina y pueden dañar directamente el ADN de las células de la piel, contribuyendo de forma significativa al desarrollo de cáncer de piel​.


Por su parte, los UVA causan un bronceado inmediato (oxidación de melanina existente) pero más engañoso, pues su daño no se ve de inmediato. Los UVA generan radicales libres en la piel que provocan fotoenvejecimiento (arrugas, manchas y pérdida de elasticidad) y también contribuyen al riesgo de cáncer cutáneo a largo plazo.


Durante mucho tiempo se creyó que los UVA no causaban daño serio, pero hoy se sabe que pueden generar lesiones en el ADN indirectamente y aumentar la probabilidad de cáncer.


Variación y alcance 

La intensidad de UVB varía según la hora del día y la época del año; es más alta al mediodía y en verano, prácticamente nula al amanecer/atardecer o en invierno en latitudes altas. En cambio, los UVA están presentes todo el año y durante todo el día de forma relativamente constante.


Además, los UVA atraviesan nubes y cristales: incluso en días nublados o bajo sombra indirecta hay radiación UVA llegando a la piel, y el vidrio de ventanas o coches bloquea la mayor parte de UVB pero deja pasar la mayor parte de UVA​


En resumen, ambos tipos de UV son dañinos y es esencial protegerse de los dos. Un buen fotoprotector debe ser de “amplio espectro”, es decir, capaz de filtrar tanto UVB como UVA.


Si solo nos protegemos contra UVB (reflejado por el SPF), podríamos evitar la quemadura solar pero seguir recibiendo dosis significativas de UVA que aceleran el envejecimiento cutáneo y contribuyen al cáncer de piel​, por eso, al elegir un protector solar, debemos buscar indicaciones de protección UVA además del SPF.


Comparación entre radiación UVA y UVB


UVB (B = “Burning”)

UVA (A = “Aging”)

Longitud de onda aproximada

280 – 320 nm (UVB)

320 – 400 nm (UVA; UVA-II 320-340, UVA-I 340-400)

Porcentaje de UV que llega a tierra

Penetración en la piel

Efectos principales

Variación diurna/estacional

Capacidad de atravesar vidrio

Muy baja (el vidrio bloquea casi todos los UVB)

Alta (atraviesa ventanas y nubes fácilmente)


Regulaciones actuales en fotoprotección (requisitos UE 2024 y más)

En la Unión Europea, los protectores solares se regulan como productos cosméticos y deben seguir las normativas de seguridad y etiquetado vigentes. Aunque no existe una ley europea específica solo de SPF, sí hay recomendaciones y estándares técnicos ampliamente adoptados por la industria.


Entre los puntos más destacados de la regulación actual (actualizados a 2024) se incluyen:


Eficacia UVA mínima 

La Comisión Europea recomienda (y en la práctica se exige para poder etiquetar como “UVA”) que la protección frente a UVA tenga un valor mínimo de al menos 1/3 del SPF declarado​. En otras palabras, si un producto es SPF 30, debería proporcionar un FP-UVA (factor de protección UVA, medido por métodos específicos) de al menos 10.


Este requisito asegura una protección proporcional contra los rayos UVA, que históricamente quedaban descuidados en algunos productos.


Además, se exige que el protector alcance una longitud de onda crítica de 370 nm, lo que garantiza cobertura en el espectro UVA largo. Los productos que cumplen con estos criterios pueden llevar el símbolo UVA (las letras “UVA” dentro de un círculo) en el envase, indicando al consumidor que ofrece protección de amplio espectro conforme a los estándares europeos.

Etiquetado de SPF y categorías 

En Europa, el SPF se suele etiquetar con números estandarizados y en categorías de protección. No se permite alegar SPF por encima de 50+ (50 más) en el etiquetado, incluso si el SPF real medido supera 60. Las categorías suelen dividirse en baja (SPF < 15), media (15-25), alta (30-50) y muy alta (50+)​.


Por ejemplo, un producto SPF 30 se consideraría de “protección alta” y uno SPF 50+ “muy alta”. También está regulado que no se utilicen términos engañosos como “protección total” o “pantalla total”, ya que ningún producto bloquea el 100% de la radiación UV.

Lista de filtros UV permitidos 

La normativa cosmética de la UE (Reglamento CE 1223/2009, Anexo VI) mantiene un listado de ingredientes filtro UV autorizados, con sus concentraciones máximas. Las empresas formuladoras solo pueden usar filtros solares que hayan sido evaluados y aprobados por la autoridad regulatoria europea.


Por ejemplo, filtros comunes permitidos incluyen avobenzona, octocrileno, Homosalato, etc., cada uno con su límite. Periódicamente se actualiza esta lista; recientemente (hasta 2024) se han introducido nuevos filtros y revisado la seguridad de otros.

Requisitos de eficacia y pruebas 

Para respaldar el SPF declarado, los fabricantes deben realizar ensayos estandarizados (por ejemplo, ISO 24444:2019 para SPF in vivo). Asimismo, para reivindicar protección UVA y usar el logo UVA, deben realizar pruebas de UVA-PF (ya sea in vivo con método PPD o in vitro equivalentes, e.g. ISO 24443).


Si se hacen alegaciones como “resistente al agua”, debe llevarse a cabo un test de resistencia al agua (por ejemplo, 40 u 80 minutos de inmersión según protocolos COLIPA) y el producto debe indicar cómo usarlo correctamente para mantener esa protección.


Desde 2022-2024, la UE ha reforzado la importancia de estas pruebas: un producto que no cumpla el criterio 1/3 UVA/SPF o no haya sido testado adecuadamente podría considerarse mal etiquetado o incluso inseguro por autoridades de consumo.

Otras disposiciones de etiquetado 

Deben incluirse en el envase recomendaciones de uso (por ejemplo, “reaplicar frecuentemente, especialmente tras nadar o sudar”), la fecha de caducidad o PAO (período tras apertura) indicando la vida útil del producto, y la lista de ingredientes con especial indicación si hay nanopartículas (p. ej., “Titanium Dioxide (nano)” si se usa dióxido de titanio en forma nano, según exigido por la UE). Estas medidas buscan informar al consumidor y asegurar la correcta utilización y transparencia del producto.


En otras regiones existen diferencias: por ejemplo, en EE.UU. los protectores solares se consideran fármacos de venta libre (OTC) y la FDA regula los filtros permitidos y el etiquetado “Broad Spectrum” de forma distinta, requiriendo una cierta proporción de absorción UVA pero sin un índice numérico UVA-PF como tal​. Sin embargo, a nivel global la tendencia regulatoria es similar: asegurar protección tanto UVA como UVB, pruebas robustas de eficacia, y comunicación clara para que el usuario entienda cómo usar el producto.


En 2024, Europa mantiene uno de los estándares más estrictos en cuanto a amplitud de espectro y diversidad de filtros permitidos, fomentando la innovación continua en este campo.


Mejoras en fotoestabilidad y sinergias 

Otra línea de innovación ha sido mejorar la fotoestabilidad de los filtros orgánicos (químicos). Un ejemplo histórico fue la estabilización de avobenzona (filtro UVA-I) combinándola con otros filtros fotoestables para que no se degrade rápidamente.


Además, se utilizan tecnologías como encapsulación de filtros (atrapar el filtro en una matriz microscópica) para reducir la absorción cutánea y mejorar la estabilidad, o combinaciones de filtros orgánicos con filtros minerales (dióxido de titanio, óxido de zinc) para obtener los beneficios de ambos.


Nuevos filtros y aprobaciones 

Cada innovación suele requerir extensos estudios de seguridad antes de su aprobación regulatoria, pero una vez aprobados ofrecen a los formuladores más herramientas para crear protectores solares más ligeros, transparentes y eficaces.


Cabe mencionar que en mercados como el de EE.UU., la aprobación de nuevos filtros ha sido más lenta (llevan años sin aprobar filtros que en Europa son comunes), pero recientemente se observa una tendencia global a armonizar la disponibilidad de estos ingredientes dado el reconocimiento de su importancia.


Texturas y cosmética funcional

No solo hay innovación en los ingredientes activos, sino también en la forma de los productos. Han surgido fotoprotectores con texturas muy ligeras y cosméticamente agradables (por ejemplo, geles acuosos, brumas transparentes, sticks sólidos) para mejorar la adherencia de uso en el consumidor.


También se han incorporado ingredientes antioxidantes (vitamina E, C, niacinamida) en las fórmulas para una protección complementaria frente a radicales libres generados por la radiación, e ingredientes “booster” que potencian la eficacia del SPF.


Incluso se exploran tecnologías de liberación gradual o resistencia más prolongada al agua y al sudor, pensando en situaciones de deporte extremo o exteriores prolongados.


Enfoque en seguridad y medio ambiente

Las innovaciones recientes consideran no solo la eficacia sino también la seguridad para humanos y el medio ambiente. Se investigan filtros que no causen irritación ni sensibilización en pieles sensibles, y que tampoco sean dañinos para la vida marina. El debate sobre los filtros UV y los corales ha impulsado la búsqueda de filtros “reef-friendly” (amigables con arrecifes).


Algunos destinos turísticos han prohibido ingredientes como la oxibenzona por su impacto ecológico. En respuesta, muchas formulaciones modernas evitan ciertos filtros polémicos y utilizan alternativas con mejor perfil ambiental.


Igualmente, los filtros minerales (zinc y titanio), especialmente en forma no nano o con recubrimientos especiales, se promocionan como opciones de menor impacto ambiental, aunque con el reto de que no dejen efecto blanqueador en la piel.


En suma, la industria de protección solar está avanzando hacia productos más eficaces en todo el espectro UV, más cómodos de usar y más seguros, apoyándose en la química avanzada de nuevos filtros y en mejoras constantes de las fórmulas. Estas innovaciones benefician tanto al consumidor (mejor protección y experiencia de uso) como a los profesionales y reguladores, al facilitar el cumplimiento de estándares cada vez más exigentes de fotoprotección.




7 Mitos comunes sobre el uso de protectores solares

A pesar de las campañas de educación, subsisten muchos mitos o ideas incorrectas sobre cuándo y cómo usar el protector solar. Aclararlos es fundamental para que el público aproveche adecuadamente la fotoprotección. A continuación, desmontamos algunos de los mitos más frecuentes:


Mito 1: “Si uso protector solar, no me broncearé.”

El protector solar no impide completamente el bronceado, sino que filtra parte de la radiación UV para que el proceso sea más seguro y lento​. El bronceado es una respuesta de defensa de la piel ante la agresión UV (la melanina se oscurece para absorber radiación), y por tanto indica daño.


Con fotoprotección uno puede broncearse gradualmente, pero reducirá el riesgo de quemaduras, envejecimiento prematuro y cáncer. Un tono bronceado saludable en realidad no existe; cualquier bronceado es señal de daño acumulado.


Lo recomendable es usar siempre protector (al menos SPF 30) y aun así moderar el tiempo de sol, buscando sombra en horas fuertes. La piel se bronceará más lentamente, pero estará más protegida.


Mito 2: “Solo el SPF 50 (o más) me protege; los SPF bajos no sirven.”

Cualquier fotoprotector con SPF 15 o superior puede ser efectivo si se aplica correctamente y en cantidad suficiente​. La diferencia entre SPF 30 y SPF 50 en porcentaje de UVB bloqueado es pequeña (97% vs 98% aprox.)​. Un SPF 30 bien aplicado puede proteger mejor que un SPF 50 mal aplicado.


Lo importante es escoger un SPF adecuado a la situación (mínimo 30 para diario, 50 en actividades al aire libre prolongadas) y aplicar la dosis correcta. SPF 50 no significa que se pueda estar el doble de tiempo al sol que con SPF 25, ya que no es lineal y además ambos necesitan reaplicarse cada cierto tiempo.


En resumen, SPF alto ofrece más margen de protección pero no es invencible; un SPF medio también protege bien si se usa bien. Nunca se debe bajar la guardia con ningún SPF.


Mito 3: “Un SPF muy alto dura todo el día, no hace falta reaplicar.”

Ojalá fuera cierto. Ningún protector solar dura intacto todo el día. Los filtros químicos se degradan con la exposición UV, y cualquier producto (químico o mineral) puede removerse por el sudor, el agua, el roce con la ropa o toallas. Un SPF 50+ aplicado a las 9 de la mañana ya no estará brindando esa protección al mediodía si no se reaplica.


Todos los dermatólogos recomiendan reaplicar al menos cada 2 horas, o inmediatamente tras nadar o sudar intensamente. Esto aplica incluso a productos etiquetados como “resistentes al agua”: la resistencia al agua no es permanencia indefinida, solo indica que mantiene parte de su SPF tras 40 u 80 min en el agua, pero al salir y secarse con la toalla se pierde mucha protección.


Por tanto, ninguna crema solar es “todopoderosa”; la reaplicación y el no exponerse demasiado siguen siendo necesarios con cualquier SPF.


Mito 4: “El maquillaje con SPF sustituye al protector solar.”

Muchos cosméticos (bases, hidratantes con color) incluyen SPF en su fórmula, lo cual es beneficioso. Sin embargo, confiar solo en el maquillaje con SPF puede ser insuficiente. La razón principal es que no aplicamos tanto maquillaje como para alcanzar la protección SPF indicada​.


El SPF se calcula con 2 mg/cm², una capa mucho más gruesa que la que suele usarse de base o polvo. Además, pocos maquillajes ofrecen protección UVA adecuada. Lo ideal es usar un protector solar dedicado debajo del maquillaje, y considerar el SPF del maquillaje como un extra. Si se va a estar poco tiempo al aire libre, un maquillaje SPF 30 podría ofrecer protección parcial, pero para exposiciones prolongadas es mejor no arriesgarse y aplicar un fotoprotector verdadero en cantidad generosa.


Mito 5: “Si tengo la piel morena (u oscura) no necesito protector solar.”

Es cierto que las pieles más oscuras tienen más melanina, que brinda una protección natural equivalente a ~SPF 13 (según el tono) y hace menos frecuente la quemadura solar. Pero ningún tono de piel es inmune al daño UV.


Las personas de fototipos altos también pueden sufrir fotoenvejecimiento, hiperpigmentaciones desiguales y, aunque menos común, también cáncer de piel (melanoma u otros) por acumulación de daño​. De hecho, los cánceres de piel en personas morenas a menudo se detectan tarde por la falsa confianza de “no me quemo”.


Todas las pieles necesitan protección; la diferencia estará en la facilidad de quemarse (una persona muy blanca deberá usar SPF muy alto y reaplicar religiosamente, una persona morena quizás no se queme con facilidad pero su piel igualmente envejece y sufre daño si no se protege). Además, los fotoprotectores actuales suelen ser traslúcidos y no dejan rastro blanco notable, así que no hay excusa estética para no usarlos en piel oscura.


Mito 6: “Si está nublado o estoy a la sombra, no hace falta protector.”

Falso. Hasta un 80% de la radiación UV puede atravesar la nubosidad ligera. Aunque en días nublados no se perciba calor, los rayos UV (especialmente UVA) siguen llegando y pueden causar daño. Muchas quemaduras leves ocurren en días frescos o con sol entre nubes, porque la gente no se protege pensando que “no hay sol”.


Asimismo, bajo la sombra uno está protegido de la radiación directa, pero sigue habiendo radiación difusa reflejada por el ambiente. La arena, el agua e incluso paredes claras reflejan rayos UV. Por tanto, incluso a la sombra en la playa, se recomienda tener protector solar aplicado. Lo mismo al conducir o estar en interiores junto a ventanas si hay luz del día intensa, ya que los UVA atraviesan el vidrio.


En resumen, protección solar los 365 días del año es el consejo de dermatólogos: adaptar el SPF a la intensidad UV de cada día, pero no omitirlo por completo porque esté nublado o uno permanezca mayormente en sombra.


Mito 7: “Los protectores solares son peligrosos/toxicos”

Este mito engloba varias preocupaciones. En cuanto a cáncer, no hay evidencia científica de que el uso regular de protector cause cáncer; al contrario, está demostrado que previene ciertos cánceres de piel reduciendo la dosis de radiación dañina acumulada. Algunos estudios en células o animales han señalado compuestos que podrían tener efectos hormonales débiles (p.ej. oxibenzona), pero las autoridades reguladoras evalúan estos datos y establecen concentraciones seguras. Las formulaciones pasan pruebas de seguridad rigurosas.


Respecto a la vitamina D, es cierto que los UVB ayudan a sintetizarla en la piel, pero usar protector solar no causa deficiencia significativa en la mayoría de personas. Esto se debe a que nadie aplica protector perfectamente en todo momento o zona (por lo que algo de UV siempre llega para producir vitamina D), y además se puede obtener vitamina D de la dieta o suplementos si fuera necesario. Los beneficios de la protección solar en prevenir cáncer y envejecimiento superan con creces cualquier impacto mínimo en vitamina D.


Finalmente, sobre alergias o toxicidad: los filtros modernos están bastante refinados, y existen opciones minerales o para piel sensible para quienes desconfíen de los químicos. En conclusión, los protectores son seguros cuando se usan según indicaciones, y son una herramienta crucial de salud pública.



(Existen más mitos, pero los anteriores son algunos de los más comunes. Lo importante es buscar información fiable y seguir las recomendaciones de profesionales de la dermatología.)


Recomendaciones prácticas para consumidores: cómo elegir y aplicar correctamente el protector solar

Para sacar el máximo provecho del protector solar, el consumidor debe tener en cuenta varios aspectos al elegir el producto y al usarlo. Aquí ofrecemos una serie de recomendaciones prácticas:


Prefiere fórmulas de “amplio espectro”

Asegúrate de que el envase indique protección tanto UVB como UVA. Busca el símbolo UVA en círculo (en productos europeos)​o la frase “broad spectrum” en otros mercados. Esto garantiza que el producto cumple estándares mínimos de protección contra los rayos UVA, además del SPF para UVB.


Elige un SPF adecuado a tu actividad

Para el día a día (actividades cotidianas en ciudad, caminar al trabajo, etc.) normalmente se recomienda SPF 30 o superior. Si vas a estar en exteriores prolongadamente, hacer deporte al aire libre, playa o montaña, opta por SPF 50+ y reaplica con frecuencia. Recuerda que SPF altos ofrecen más protección pero no son infalibles – no prolongues tu exposición al sol pensando que el protector te hace invulnerable.


Ten en cuenta tu tipo de piel

Si tienes piel sensible o con alergias, considera usar protectores físicos/minerales (óxido de zinc o dióxido de titanio) o fórmulas hipoalergénicas, ya que suelen ser mejor tolerados. Si tu piel es grasa o con acné, busca productos oil-free no comedogénicos, como geles o fluidos matificantes. Para piel seca, una crema con ingredientes hidratantes será útil. En pieles oscuras, quizás prefieras fórmulas transparentes o con tinte para evitar cualquier velo blanquecino de los filtros minerales.


Comprueba la resistencia al agua si lo necesitas

Si vas a nadar, hacer deporte intenso o vas a sudar, escoge un protector resistente al agua (Water Resistant). Estos indican que mantienen parte de su protección tras cierto tiempo en el agua (40 o 80 min), lo cual es esencial para actividades acuáticas o ejercicio. Aun así, recuerda que “resistente al agua” no significa “impermeable”: tendrás que reaplicar después de mojarte o secarte.


Revisa la fecha de caducidad

Los fotoprotectores caducan; sus filtros pueden degradarse con el tiempo. Usa productos dentro de la fecha indicada (o dentro de los 12M, 18M, etc., tras abiertos, según el símbolo PAO). Un protector vencido puede haber perdido eficacia​. También almacénalo en un lugar fresco y fuera del sol directo cuando no lo uses, para que no se deteriore antes de tiempo.


Al aplicar el protector solar:


Aplicar suficiente cantidad

Este es quizás el paso más importante y subestimado. La eficacia SPF se determina con ~2 mg/cm², que equivale aproximadamente a una cucharadita para la cara/cuello o unos 30 ml (una copa de chupito) para cubrir un cuerpo adulto en traje de baño. Una regla práctica es la “regla de los dos dedos”: para cada zona (cada brazo, cada pierna, torso, espalda, cara/cuello) aplicar dos líneas de crema a lo largo del dedo índice y medio, como guía de la cantidad aproximada necesaria. No escatimes producto; aplicar menos reduce drásticamente la protección.


Aplicar de manera homogénea

Extiende el protector uniformemente por toda el área expuesta. No olvides zonas frecuentemente omitidas: orejas, nuca, dorso de las manos, empeines de los pies, línea del cabello, labios (usa bálsamo labial con SPF) y detrás de las rodillas. Pide ayuda para zonas difíciles como la espalda. Una aplicación descuidada puede dejar “parches” sin protección que se quemarán.


Tiempo de aplicación

Aplica el protector unos 20-30 minutos antes de la exposición al sol, especialmente si es un filtro químico, para que tenga tiempo de absorberse correctamente. Si usas uno mineral, la protección es efectiva inmediatamente al aplicarlo, pero igualmente es útil hacerlo con antelación para asegurar cobertura completa. Si vas a maquillarte, aplica primero el protector, déjalo asentar unos minutos, y luego procede con el maquillaje.


Reaplicar con frecuencia

Como se explicó en los mitos, la fotoprotección disminuye con el tiempo. Reaplica al menos cada 2 horas en condiciones normales. Si estás en la playa, piscina, haciendo deporte bajo sol intenso, es aconsejable incluso cada 90 minutos. Y siempre reaplicar después de nadar, secarse con toalla, o sudar mucho (aunque el producto sea resistente al agua). Ten a mano el protector para reponerlo durante el día.


Para no arruinar el maquillaje en reaplicaciones, puedes usar formatos como sprays o brumas sobre el rostro, o polvos con SPF, aunque asegúrate de aplicar suficiente cantidad o combinar con sombrero para máxima protección.


Combina con otras medidas de protección

Un protector solar no debe ser tu única defensa. Maximiza la protección usando también ropa adecuada (sombrero de ala ancha, gafas de sol UV, ropa larga o con tejido con UPF si es posible) y buscando sombra durante las horas de radiación más intensa (entre 12:00 y 16:00). Recuerda que el índice UV del día puede ayudarte a planificar: si es muy alto/extremo, limita la exposición aunque tengas protector puesto. Los fotoprotectores funcionan mejor como parte de una estrategia integral de fotoprotección.


Siguiendo estos consejos, los consumidores podrán reducir significativamente los riesgos asociados a la exposición solar. La clave está en la constancia (protección diaria, incluso en días nublados) y en la aplicación generosa y repetida del producto. La salud de la piel a largo plazo lo agradecerá.

Recomendaciones para empresas formuladoras: cumplimiento normativo, etiquetado y ensayos

Para los profesionales y empresas que desarrollan y comercializan protectores solares, además de los aspectos científicos, es crucial cumplir con las normativas y garantizar la calidad y eficacia del producto final. Estas son algunas recomendaciones clave para formuladores en el sector cosmético de fotoprotección:


Cumplir con la regulación de ingredientes

Verifica que todos los filtros UV en la fórmula estén autorizados por las regulaciones del mercado destino. En la UE, solo se pueden usar filtros listados en el Anexo VI del Reglamento de Cosméticos, dentro de sus concentraciones permitidas.


Mantente al día con las actualizaciones regulatorias. Si formulas para mercados globales, ten presente las diferencias: p.ej. en EE.UU. la gama de filtros permitidos por FDA es más limitada. Ofrecer fórmulas “globales” puede requerir ajustar filtros según la región.

Equilibrar la fórmula para amplio espectro

Desde el diseño de la fórmula, asegúrate de incluir una combinación de filtros que logre el objetivo de UVA PF ≥ 1/3 SPF​.


Esto suele implicar combinar filtros UVB potentes con filtros UVA profundos.


Utiliza datos espectrales de absorción de cada filtro para cubrir sinérgicamente el espectro 290-400 nm de forma lo más uniforme posible. Recuerda también lograr una longitud de onda crítica ≥ 370 nm para poder alegar protección UVA en Europa​.

Fotoestabilidad y compatibilidad

Comprueba la fotoestabilidad de la combinación de filtros. Algunos filtros pueden degradarse mutuamente . Realiza ensayos de exposición UV de la formulación para asegurarte de que el SPF y UVA-PF se mantienen tras horas de irradiación (muchos estándares exigen medir el SPF in vitro después de irradiar la muestra con una dosis UV estándar, para evaluar estabilidad). También verifica la compatibilidad química de los filtros con otros ingredientes (ciertos emulsionantes, perfumes o extractos vegetales pueden interactuar con filtros, afectando color u olor con el tiempo).


Ensayos de eficacia obligatorios

Planifica y ejecuta los ensayos necesarios para validar las reivindicaciones:


SPF

el método de referencia es el ensayo in vivo en voluntarios (mínimo 10 sujetos) aplicando 2 mg/cm² y determinando el SPF por MED comparativa (ISO 24444). Alternativamente, existen métodos in vitro (ISO 24443 utiliza espectrofotometría) que pueden ayudar en etapas de desarrollo, pero la mayoría de autoridades aún requieren datos in vivo para la etiqueta.


UVA 

si vas a usar el logo UVA, realiza el ensayo in vitro de FP-UVA (por ejemplo, método ISO 24443 o el método de PPD in vivo ISO 24442). Asegúrate de obtener un valor UVA-PF ≥ 1/3 del SPF. También verifica la longitud de onda crítica con espectrofotómetro (método ISO 29063) para confirmar que alcanzas ≥370 nm.


Resistencia al agua: si se va a alegar “Water Resistant” o “Very Water Resistant”, lleva a cabo el test correspondiente (normalmente, medir el SPF antes y después de inmersiones estandarizadas en agua, según guía COLIPA/ISO). Solo pon esas alegaciones si los resultados cumplen los criterios (p.ej., mantener al menos 50% del SPF tras 2x20 min inmersión para “resistente al agua”).

Estabilidad y seguridad 

además de eficacia UV, como cualquier cosmético se deben hacer pruebas de estabilidad físico-química (resistencia a ciclos de temperatura, centrifugado, etc.), compatibilidad del envase (que el plástico del tubo no interactúe con la fórmula), y pruebas microbiológicas (desafío antimicrobiano) dado que son productos que pueden contaminarse con el uso frecuente en playa, etc.


Igualmente, realizar estudios de uso o de sensibilidad en personas (test de irritación, alergia, oftalmológico si es para rostro) para validar que el producto es bien tolerado.

Etiquetado claro y conforme a la norma

En el empaque, sigue las recomendaciones de etiquetado: Indica claramente el SPF y la categoría (“Alta”, “Muy Alta”, etc., opcionalmente).

Incluye el símbolo UVA en círculo si corresponde (y solo si corresponde, es decir, si pasaste las pruebas). Un etiquetado incorrecto podría considerarse publicidad engañosa y acarrear sanciones.


Añade las instrucciones de uso: “aplicar 20 min antes”, “reaplicar cada 2 horas”, “usar cantidad generosa”, “solo para uso externo – evita contacto con ojos”, etc., para educar al usuario en el uso correcto. Muchos mercados exigen algunas frases estándar (“reaplicar frecuentemente”, “evitar exposición prolongada al sol incluso con protector”, “mantener bebés fuera de la luz solar directa”, etc.).


Lista completa de ingredientes (INCI), incluyendo la indicación [nano] en filtros físicos si son nanopartículas. Y no olvides el lote, fecha de caducidad o PAO, y los contenidos (ml).


Control de calidad y lote

Implementa un riguroso control de calidad en la producción para asegurar que cada lote del protector solar realmente alcanza el SPF etiquetado. Variaciones en materia prima o proceso podrían afectar el rendimiento (p.ej., tamaño de partícula de un filtro mineral, o potencia de un filtro orgánico). Lo ideal es hacer pruebas de SPF in vitro a lotes piloto regularmente, y al menos un test in vivo a lote comercial ocasionalmente, para garantizar consistencia. También monitorea la estabilidad de los lotes en estantería (shelf-life) durante su vida útil.

Documentación para autoridades

Prepara y mantiene actualizado el Expediente de Información sobre el Producto (PIF) con todos los datos de fórmula, seguridad y eficacia. En la UE, esto incluye el informe de seguridad cosmética, evaluaciones toxicológicas de cada ingrediente (especial atención a filtros UV, asegurando que la suma de concentraciones cumple con la ley). Ten listos los informes de los ensayos de SPF/UVA realizados. Así, ante cualquier inspección o requerimiento de autoridades sanitarias, podrás demostrar el cumplimiento de forma transparente.


Innovación y diferenciales

Desde el punto de vista de marketing técnico, destacar innovaciones puede dar un plus competitivo. Pero asegúrate de que cualquier alegación innovadora está respaldada: por ejemplo, si dices “protege contra luz azul” tener estudios o filtros que efectivamente cubran hasta 400–500 nm, o si dices “respeta los océanos” haber evitado ingredientes vetados en normativas locales (como Hawaii) y quizás tests eco-toxicológicos. La comunicación debe ser responsable para no crear nuevos mitos o confusión en el consumidor.


En definitiva, para las empresas formuladoras la tarea es doble: por un lado, científico-técnica, de desarrollar un producto eficaz y seguro; por otro, regulatoria y educativa, de cumplir leyes y a la vez guiar al usuario en el uso adecuado mediante el etiquetado.


Un fotoprotector bien formulado y correctamente ensayado no solo previene quemaduras y daños cutáneos, sino que también genera confianza en los consumidores y profesionales de la salud, fortaleciendo la reputación de la marca y contribuyendo a la salud pública.


Conclusión

En esta guía hemos repasado en detalle qué es el SPF y cómo se mide, la importancia de cubrir tanto la radiación UVB como la UVA, los requisitos regulatorios clave en la Unión Europea (y comparativas con EE. UU.), así como las últimas innovaciones en filtros. También desmontamos los mitos más comunes y ofrecemos recomendaciones prácticas tanto para consumidores como para empresas formuladoras. Conocer y aplicar correctamente estos conceptos no solo garantiza la eficacia de tus fórmulas, sino que también protege la salud de los usuarios y asegura el cumplimiento normativo.


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